domingo, 5 de febrero de 2012

Matrimonio Arnolfini

EL MATRIMONIO ARNOLFINI

Se trata de una obra del pintor gótico flamenco Jan van Eyck (1390-1441), que fue realizada en 1434 y que actualmente se encuentra en el museo National Gallery, en la ciudad de Londres.

Van Eyck es considerado como el mejor representante de esta escuela de primitivos flamencos y, durante mucho tiempo se creyó que había sido él quien inventó la técnica de la pintura al óleo. Hoy,  sin embargo, se piensa que más bien fue quién la perfeccionó, de manera que su pincelada, le permitía representar con mayor minuciosidad las figuras de sus cuadros. De tal manera que esta obra es una síntesis de todas las características de la escuela: minuciosidad, interés por el color, naturalismo y estudio de la perspectiva.














Finalmente, la colocación del espejo en el fondo de la escena supone una verdadera innovación en el mundo de la pintura.

Gracias a su gran habilidad técnica y su precisión en los detalles fue muy admirado por sus contemporáneos y sus compatriotas le consideran el rey de los pintores del siglo XVI.

Ejerció una gran influencia en el arte flamenco y europeo y entre sus herederos cabe mencionar a Roger van der Weyden, Hugo van der Goes, Petrus Christus, que fue su principal discípulo, y Hans Memling o Mabuse.

Es una de las grandes obras de Jan van Eyck, aunque se trata de una obra con unas dimensiones no demasiado grandes, de 82x60 cm, realizada sobre  una tabla de madera de roble, elegida por su resistencia a la humedad y realizada en óleo, lo cual era muy innovador, ya que antes se empleaba como aglutinantes el agua en los frescos y el huevo en el temple, pero sin embargo para el óleo se empleaba aceite, normalmente de nueces.

Este cuadro nos muestra  el retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, situados en una habitación con el suelo de madera y con una ventana al fondo a la derecha, que aporta luz al cuadro. Hay varios detalles que se analizarán posteriormente, entre ellos se observa  un perro a los pies de la pareja, a su derecha una cama con dosel, un espejo al fondo de la estancia, que si se observa con detenimiento muestra la habitación desde otra perspectiva, y a la izquierda de este, unos rosarios. En la parte superior, se encuentra una lámpara colgando del techo. Y sobre el espejo una inscripción en latín, en la que pone “Jan van Eyck estuvo aquí 1434”.

Giovanni Arnolfini aparece con una actitud seria y vestido con unos ropajes oscuros, un sombrero y una capa. Se le muestra con una mano levantada y con la otra tomando la mano de su esposa, la cual aparece con una gran vestido verde, color que representa la fertilidad, y un velo blanco tapando su cabello. Con su mano izquierda está tomando la de Giovanni y con la otra se toca el vientre.
















En esta obra se encuentran infinidad de símbolos, y cada uno de ellos tiene su propio significado aunque son de difícil interpretación. A pesar de aparentemente insignificancia, los estudios posteriores de la obra han demostrado la importancia de su simbolismo a la hora de interpretar la intención del pintor. Los objetos más interesantes son los siguientes:

 Las naranjas: fueron importadas del sur, un lujo en el norte de Europa y simbolizan la riqueza y la prosperidad económica que les aguarda, o puede que aludan a al origen mediterráneo de ellos. También eran conocidas como "manzanas de Adán", y estas representaban además la fruta prohibida, que puede que evoquen a el paraíso perdido, o una alusión a la lujuria.





 La cama: representa la realeza y la nobleza. Indica el lugar donde se nace y se muere. Las telas rojas simbolizan la pasión y proporcionan un contraste con el verde de la vestimenta femenina. Era una costumbre, en las casas ricas, colocar la cama en el salón donde se recibían las visitas. Y aunque, se usaba para sentarse, en ocasiones era también el lugar donde las madres recibían, con su bebé recién nacido, los regalos de la familia y amigos.

 Los zuecos: Representan el vínculo con el suelo sagrado del hogar y  son señal de que se estaba celebrando una ceremonia religiosa. La posición de los zapatos es muy importante: los de Giovanna, rojos, están cerca de la cama simbolizando que era la encargada del hogar mientras que los de su Giovanni, más cercanos al mundo exterior, simbolizan que es él el encargado de trabajar.  Ellos van descalzos y en esa época se pensaba que ir así aseguraba fertilidad.




 Los rosarios: eran un regalo habitual del novio a su futura esposa. El cristal es símbolo de pureza, la pureza del matrimonio, y el rosario indica la virtud de la novia.

  El espejo: es ejemplo de la minuciosidad conseguida por van Eyck (mide unos 5’5 centímetros y cada una de las escenas de la pasión que le rodean mide 1’5 centímetros). Alrededor del espejo se muestran 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis. Este sugiere que la interpretación del cuadro debe ser cristiana y espiritual. Además, si nos fijamos podemos observar a la pareja vista de espaldas y al fondo al pintor, que actúa como testigo y a un sacerdote, que era necesario en las bodas. Estos pequeños espejos convexos eran muy utilizados en aquella época; se llamaban brujas y se utilizaban para alejar a la mala suerte. Se solían poner junto a ventanas y puertas, para dar más luminosidad en las estancias. Es la primera vez que se usan como recurso pictórico y la idea fue un gran éxito.

 La lámpara: Curiosamente, sólo tiene una vela, que representa la llama del amor (era costumbre encender una vela el primer día de la boda). También representa la presencia de Cristo. Además el pintor la emplea para añadir luz al cuadro.

 El vestido de Giovanna: Es un vestido verde, que es el color de la fertilidad. No está embarazada, se limita a resaltar el vientre, que entonces era una de las partes más bonitas del cuerpo. También se podría pensar que su postura y la curvatura del vientre sugieran su fertilidad y deseada preñez que nunca consiguió.




 El cabezal de la cama: se ve la figura de una mujer con un dragón a los pies.
Es  posible que se trate de Santa Margarita, la patrona de los partos y su tributo es el dragón. Pero por otro lado, por la escobilla que hay al lado de ella podría tratarse de Santa Marta, que era la patrona del hogar y que también tiene como tributo al dragón.



 

El perro: da un toque de gracia y desenfado en un cuadro que es, por el resto, de gran solemnidad. El detallismo del pelo es una gran demostración de la técnica que posee el pintor.
Los perros suelen representar, la fidelidad y el amor terrenal.




 Se trata de la inscripción que se encuentra sobre el espejo, en la pared del fondo, es una inscripción en latín. Significa Jan van Eyk estuvo aquí, 1434. Con ello no solo reclama la autoría del cuadro sino que también actúa como afirmación de que es testigo de la boda, la cual era necesaria si la boda no se realizaba en una iglesia sino en una habitación propia de una manera reservada y por eso algunos críticos afirman que se podría tratar de una boda secreta.

Pero los motivos reales del cuadro siguen estando ocultos. Las nuevas investigaciones de la National Gallery demuestran que la mayoría de los objetos, se pintaron después de crear lo fundamental del cuadro; y que todos ellos son en esa época considerados como tesoros, carísimos y que muy pocos podían pagar; al mismo tiempo la riqueza llama a la fertilidad. Lo más seguro es que Arnolfini hiciese una demostración del poder que había alcanzado.

Aunque en estos últimos años se habla también de que podía tratarse de un ritual para alejar el mal de ellos y la infertilidad de Giovanna ya que era habitual realizarlos y se dice que tras las manos de la pareja hay una extraña gárgola sonriente indicando el mal que se iba a cernir sobre la pareja. Se supone que el castigo es porque Giovanni era un mujeriego.

Y como última controversia, un investigador francés descubrió en el archivo de los duques de Borgoña un documento de matrimonio de Giovanni Arnolfini datado en 1447: trece años después de que fuese pintado el cuadro y seis años después de que muriese Jan van Eyck. Cierto que en Brujas en el siglo V  hubo cuatro Arnolfinis y dos de ellos se llamaban Giovanni, pero en el documento se habla inequívocamente del más rico, el que tenía tratos con el archiduque, el del cuadro.

2 comentarios:

  1. Interesante comentario, cargado de apreciaciones sobre una de las características de la pintura flamenca: LA MINUCIOSIDAD Y EL DETALLISMO. Muy bien Inés

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